El Pirri, ese grande

Debo tener síndrome de korsakov y me he quedado anclado en los años ochenta. Hace un rato estaba pensando en que llevo días queriendo escribir sobre las películas que he visto durante los últimos días y me he sorprendido echando de menos al Pirri. José Luis Fernández, El Pirri, era uno de mis mitos (después de López Ufarte) además de participar en varias de las grandes películas prohibidas de mi infancia ("El Pico" uno y dos; "Colegas") colaboraba como crítico de cine en uno de los programas de Fernando G.Tola, "Querido pirulí" y fumaba mientras decía si la peli que había visto esa semana molaba o no. Yo mientras, en mi casa, apartaba las croquetas del plato y suspiraba pensando que lo primero que debía hacer era buscar unos colegas así de macarras. Con una pandilla de gente como el Pirri (y no con los ultraortodoxos en todo con los que he pasado parte de mi adolescencia)  la vida parecía tener un noveno sentido.

Hoy he echado de menos al Pirri, digo. Quería escribir sobre dos de las tres películas que he visto en los últimos días y solo me apetecía decir: "me mola" o "está guay el tipo" pero no tengo la voz de chino que arrastraba este rubio, ni la seguridad para mantenerlo. ¿Cómo sería el Pirri hoy? ¿Se habría hecho evangélico del séptimo día, como Peret, o estaría en "Pasapalabra" con la nariz operada, como Ramoncín? Me quedo con el primero sin demasiada convicción, pero prefiero imaginármelo con su novia de barrio y un paquete de palomitas en las últimas sillas tapizadas de rojo

Inspirado en un post leído en http://evamaring.blogspot.com/