martes, 21 de junio de 2011

Un poema propio e inédito: "Que el diablo no se ría de la mentira".

Cuando era un niño en casa no me dejaban beber coca-cola. Decían que me ponía nervioso y yo recuerdo aquellos subidones de cafeina en los que no podía dejar de correr. Luego hubo unos años en los que conseguí beber café con textura de petroleo. Grueso, extremadamente cargado y torrefacto. Lo bebía tranquilamente y no notaba absolutamente nada. Desde hace unos meses estoy volviendo a sentirme como aquel niño que corría hasta agotarse a causa de la cafeina. Es cierto eso de que el pasado siempre vuelve. Este poema lo escribí el otro día después de la comida del trabajo. Cuando me sirvieron el café ya noté que no me iba a sentar bien. En efecto. Al menos aquello me ha dejado un poema. Que lo disfruten.



Que el diablo no se ría de la mentira

Cuando aparezco y desaparezco


y no me echas de menos piensas, ha volado, y no sabes

lo aturdido que me encuentro, quizá conduciendo

esperando en algún semáforo o detrás de aquellos matorrales

sin que sepas dónde, cuándo, cómo, porqué, porqué, porqué

y vuelo y aterrizo quizá no demasiado lejos de tí

y que el viento de mi llegada te despeine

y surja aquello que buscamos o no lo hacemos, o qué más da

si la lírica de cada una de mis huídas fluye y fluye

como sangre de la desesperanza que rompe los cristales en los que me reflejo

y en el fondo estás tú como un verso muerto esperando que te narre

y que cortes ciento un almas cada vez que te recito y te mueras en las manos de quien te escribe

y en estas almas nicotínicas que te aspiran, te sudan, y luego te ignoran

por ser quizá demasiado triste, quizá demasiado

lejano

y extraño para ser cierto o ser sólo un poema y que tú no existas

y ser hija del ácido de la falta de tiempo y de esperanza

o del diablo que te pinta y te retrata y te revelas contra lo que soy y he sido

y fluyes libre donde nadie te ha llamado, como objetivo el desequilibrio

es que sobra o es que faltas, son las ganas, la desidia

o el diablo que en vez de pintar su maldad hiperrealista

hoy se ha lucido en exceso de nerviosismo y cafeina

el dolor también puede ser barroco y el vacío

y el diablo y lo que sea

se ríe porque mientes, mientes, mientes

y todos, borrachos, deberíamos reirnos de tu mentira, pero soy yo el que se ríe

y eso me asusta y tiemblo

y soy yo, no el diablo quien se ríe

del barroco y de lo sencillo que sería reducirlo todo

a algo tan simple

como decir que no

quiero

más

café.

1 comentario: