martes, 10 de abril de 2012

Se avecinan TURBULENCIAS: "Viajes al fondo del precipicio", de Manolo Abad

En unos cuantos días verá la luz "Viajes al fondo del precipicio", la nueva propuesta literaria de mi amigo y compañero Manuel D. Abad que, con cubierta del genial pintor ovetense Juan Falcón y dentro de la nueva colección TURBULENCIAS en la que tengo el gusto de participar, presenta 16 relatos que transitan por lugares sombríos del alma y de la vida. Entre los relatos hay varios nspirados en la buena música que Manolo suele pinchar tanto en distintos bares como en su programa "La Abadía Musical" de RTPA; así pues, estos relatos prometen ser un viaje literario que una vez recorrido será díficil de olvidar.

Próximamente hablaremos de presentaciones lugares de distribución, etc. De mano os dejo con la portada de la publicación y un enlace a su blog.


http://viajesalfondodelprecipicio.blogspot.com.es/


martes, 3 de abril de 2012

Diego Álvarez Miguel, ganador del Premio de Poesía Jóven Gloria Fuertes

Mi más sincera enhorabuena a Diego Álvarez, gran poeta que apunta muy lejos, por su premio y futura publicación del poemario "Un día, tres otoños". Diego colabora asiduamente en el fanzine literario LETRA Y PUÑAL además de en el fanzine MILNOVECIENTOSVIOLETA. También lleva un blog muy recomendable: "La última vez que te robé París".

Aquí recojo el poema con el que ha colaborado en el fanzine LETRA Y PUÑAL número 5.



Diego Álvarez Miguel


COMO LOS GIGANTES.



He decidido dejar de tratar las noches como una excusa,

porque sé quién eres y sé que haces el amor

como los gigantes,

como un golpe de mar, tan grave,

bajo la tormenta que precede a la guerra.



He decidido quedarme inmóvil en este impreciso lugar

porque es sin duda la mejor forma de buscarte

si sé que haces el amor

como quien deshace las maletas,

entre las cuatro y las cinco,

cuando parten tus aviones de los ve(r)sos equivocados.



He decidido llegar a París al modo en el que llegas a mi casa,

en septiembre, dibujando un vuelo extraño,

entre las siete y las ocho,

cuando el café es una despedida y alguien

me aconseja que te olvide.



Y he decidido también dejar de contar las veces

que me llamaste por su nombre,

los sobres vacíos, la luna tan llena

de caballos,

los kilómetros,

porque ojalá alguien viese como yo

de qué manera se encoge el mundo

cada vez que te encoges de hombros.